¿Te has dado cuenta de las veces que has desaprovechado el presente pensando o planeando el futuro? A la mayoría de las personas les cuesta detenerse y concentrarse en lo que acontece en lo cotidiano, desde el simple hecho de agradecer por tener un nuevo día, por la salud o beneficios con los que iniciamos otras 24 horas que se encuentran disponibles para nosotros.
Contrario a ello, comemos pensando en lo que cocinaremos más tarde, nuestras conversaciones se centran en lo que aspiramos tener, lo que asumimos nos haría realmente felices o daría estabilidad, tranquilidad, descanso, etc.
Debido a esto, son cada vez más comunes los trastornos de ansiedad, por la costumbre de cuestionarnos ¿cómo nos va ir?, ¿qué reacción tendrán al vernos?, Si nos vamos a equivocar, si será suficiente el equipaje y mil cuestionamientos que al surgir nos desconectan por completo del presente.
Te preguntarás, ¿Cómo logro detener mis pensamientos para que no se anticipen?, ¿para que no vuelen al futuro? La primer recomendación es la más sencilla porque está implícita, la empleamos a cada segundo, pero sin percatarnos de sus beneficios: R e s p i r a.
Efectivamente, todos respiramos solo que no lo hacemos con conciencia plena, enfocarnos en nuestra respiración nos conecta inmediatamente al presente, desde aquí podemos anclarnos por decirlo de alguna forma, a nuestra sensaciones, necesidades, capacidades e incluso a lo que nos desagrada en el preciso momento en el que ocurre.
Disciplinas como yoga, tai chi, meditación, pueden ser verdaderamente útiles para aprender a reconectarnos con el presente y pueden facilitarte el aprender a respirar conscientemente, pues irás de la mano de un instructor que se ha preparado para compartir no solo una postura o movimientos de forma automática, sino más bien ligadas cada una de ellas a secuencias vinculadas a la respiración.
También puedes hacerlo tomando conciencia de lo que realizas desde cada uno de tus sentidos, es decir, si estás apunto de llevar alimento a tu boca, escucha los cubiertos sobre el plato, observa los colores de los ingredientes, percibe su olor, siente el peso del cubierto o la textura de la pieza que llevarás a tu boca, siente su temperatura, la textura, los sabores. Es un ejercicio sencillo que te llevará a disfrutar en su totalidad tu comida, incluso a comer por necesidad biológica no por ansiedad.
Como una opción más, puedes emplear la técnica de paro de pensamiento, que utilizamos en la psicoterapia cognitiva conductual, en la cual al darnos cuenta que nuestros pensamientos están nuevamente viajando al futuro, los detenemos y consideramos atender lo que está aconteciendo en el presente.
Así que la próxima vez que te descubras corriendo al futuro, olvidando el presente, podrás emplear alguna de estas herramientas. Espero con gusto tus comentarios y sugerencias.
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